Ni me gusta el chocolate, ni los amoríos de una noche en la que las miradas se cruzan y no se ven nunca más. Soy así, y perdóname si no te parece bien, pero lo que no me gusta jamás lo hará. Y la verdad es que tienes una bonita manera de encantarme, casi igual que la de acurrucarme por la mañana un ratito más en la cama. No me gustan las cosas fáciles pero he de decir que es fácil que me derrita cuando oigo tu voz, te acaricias el pelo o hasta cuando la mirada se te pierde y te ves realmente de una manera muy especial. Sonará un poco estúpido pero me gustaría poder coger contigo polvos estelares y formar constelaciones en tu columna y besarte el cuello como nadie lo ha hecho jamás. Perdona si te parezco atrevido, pero tus ojos me miraban diciéndome "hoy puede ser un buen día".